SOY SALSERO

El placer de la música igual al placer del sexo

Ya que es tan exponencialmente variable, es deber del sujeto que la experimenta -la emotividad- asirla con fuerza, tomarla e incorporarla a sí mismo, hacerla suya y transfigurar su estado intangible en materia. Esto mismo que se antoja sencillo, es un hecho complejo y difícil de lograr por muchos de nosotros. Unos prefieren la aversión a sentir placer, el masoquismo caracteriza la inclinación a obstruir el paso al éxtasis en máxima expresión; otros cuantos permanecen en el punto medio, es decir, en la indiferencia; mas existen quienes aprendieron a no sólo sentir sino a vivir sus sentimientos y hacerlos propositivos. Después de lograrlo una vez, es más fácil repetir el proceso otra y otra hasta que se convierte en un estilo de vida...


He tenido la oportunidad de sentir internamente el placer además de verlo expreso en la superficie del cuerpo, pues cuando se apodera del control de la mente es imposible evitar los efectos adrenérgicos reflejados en la piel. Tengo memoria de la primera ocasión en que lo sentí, mi edad no rebasaba los 10 años y fui capaz de sentir por la música lo que ahora siento al hacer el amor... y ¡claro! está demostrado que al escuchar la música de nuestra preferencia se activan las mismas áreas hipotalámicas que lo hacen cuando se realiza el acto sexual. Sustancias que funcionan como mensajeros químicos y diferentes hormonas se ven implicadas en ambos sucesos: la oxitocina, llamada la "hormona del amor", dopamina, feniletilamina, las ya famosas endorfinas, la epinefrina (adrenalina) etc... El sistema límbico es un emigma aún para los especialistas en la materia y no es objetivo profundizarse en el conocimiento de las vías cerebrales del placer, sino retomar el efecto que tiene la música en el organismo.


La música es una mística forma de hacernos sentir un "orgasmo" aún sin tener sexo, surte efectos desde el comienzo de una pieza hasta su final y se mantiene periodos variables de tiempo. El corazón acelera su frecuencia, las respiraciones por minuto se multiplican, el volumen sanguíneo se incrementa en determinadas zonas erógenas del cuerpo, las numerosas glándulas de la dermis comienzan a secretar sudor en demasía y la temperarura suele elevarse de forma considerable, incluso los músculos de todo el cuerpo sufren fasciculaciones o contracciones involuntarias que se resumen, aunado a lo anteriomente descrito, en un sublime estado de confort, felicidad y placer.


La salsa es un género musical cuyos instrummentos y el ritmo que la caracteriza, logra tales efectos en los apasionados y conocedores e incluso en quienes la escuchan esporádicamente. La Salsa conjunta la armonía y la intensidad en el binomio perfecto melodía-canción, el acople inigualable de las trompetas, el piano, los timbales y tantos instrumentos que le dan vida, la hacen ser mi favorita. Así que, si en algún momento no se cuenta con la oportunidad de tener sexo, escuchar una buena Salsa y entregarse a ella nos dejará una sensación inmensa de bienestar        

                                                                                                            Marvin.